NEUROCIENCIA, SALUD MENTAL, HÁBITOS DE VIDA E INTELIGENCIA EMOCIONAL APLICADAS A LA DOCENCIA PARA LA MEJORA DEL PROCESO ENSEÑANZA-APRENDIZAJE
Las tendencias pedagógicas actuales han puesto su atención en la llamada neuroeducación, una estrategia al servicio del docente para mejorar el proceso de aprendizaje en el aula. La tarea central de las neurociencias es explicar cómo actúan millones de neuronas para producir la conducta y cómo, a su vez, estas células están influidas por el medioambiente, los hábitos de vida y la conducta de otros individuos. El rendimiento académico y la estabilidad emocional se relacionan e inciden de forma decisiva en la personalidad del estudiante; cerebro y cognición interactúan de forma unitaria y constructiva y si se conoce, puede incidir de manera muy positiva en la vida del estudiante. Las investigaciones han demostrado que durante el desarrollo de nuevas vías neurales, nuestras sinapsis cambian todo el tiempo y es así como recordamos una y otra experiencia o vivencia. Los procesos de aprendizaje y la experiencia van modelando el cerebro que se mantienen a través de las sinapsis; estos procesos son los encargados de que vayan desapareciendo las conexiones poco utilizadas y que tomen fuerza las que son más activas (poda neuronal y neuroplasticidad). Las sinapsis habilitadas se refuerzan o se debilitan a través del desarrollo por medio de nuevos estímulos, vivencias, pensamientos y acciones; esto es lo que da lugar a un aprendizaje permanente. La docencia ofrece estímulos intelectuales necesarios para el cerebro y su desarrollo, ya que permiten el despliegue de las capacidades cognitivas y hacen más viables los aprendizajes. El cerebro es un buscador incesante de estímulos y un seleccionador continuo que decide que parte de la información recibida merece ser archivada, de manera que un entorno académico variado que despierte la curiosidad hacia lo nuevo, lleva casi de modo automático a aprender. Además, el papel de las emociones en la educación es crucial. Además, con respecto a los hábitos de vida de los jóvenes universitarios, se pone de manifiesto que estos, a pesar de ser conscientes de que una buena alimentación y la realización de actividad física tienen efectos beneficiosos sobre la salud, no tienen unos hábitos de vida saludables.
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